Hoy, viniendo del curro, he visto una cosa que ha despertado en mí un triste pensamiento.
Somos un país lleno de sinvergüenzas dispuestos a aprovecharse del currante, del pequeño comerciante o del vecino si hace falta.
Nos creemos mejores que nadie, y con más derechos que nadie, y hasta que alguien no nos para los pies campamos por el mundo haciendo daño a los demás.
Muy triste. Cuando debíamos estar mejorando el mundo, sólo jodemos nuestras propias vidas y las de quienes nos rodean.
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