domingo, 24 de julio de 2011

Eveleissar, Madre del Millón de Mundos

Los seres humanos fuimos arrogantes poniendo sobre nuestros hombros el manto de reyes de la creación.

Durante siglos creímos ser señores del mundo, mas el manto que portábamos se tornó una pesada carga cuando supimos que sus antiguos propietarios esperaban ansiosos en las profundidades a recuperarlo, anhelantes de nuestra sangre y vidas.

La noche cayó sobre nosotros, rompiendo nuestra voluntad y esperanzas, y llenando nuestras almas de miedo.

La desesperanza sólo fue el final del camino al que los Ichar nos habían condenado con su vuelta. Un camino que llevaría a la extinción, de no ser por el sacrificio de quien ahora es la guía para nuestros actos, Raúl Torres.

Torres y un grupo de compañeros, al que algunos llaman sus apóstoles, sortearon las mil trampas y peligros que los Ichar les prepararon, y ayudaron a forzar una alianza con los renegados de las filas Ichar que no estaban de acuerdo con la campaña de masacres que sus hermanos habían desencadenado.

Al cabo, en una batalla que no podemos ni imaginar, pero que todos sentimos en nuestras almas mientras tenía lugar, el bando que promulgaba el respeto a los humanos resultó victorioso a costa de grandes sacrificios y de una gran pérdida por parte de Torres.

Pero la alegría que había empezado a anidar de nuevo en nuestros corazones resultó ser efímera y fugaz, como los restos de un castillo de arena que las olas y las mareas arrasan.

Pronto fuimos consciente que los nuevos Ichar que decían amarnos y respetarnos, eran en realidad como un padre severo que protege a su hijo, aunque para ello deba coartarle su libertad.

Además, los Ichar perdedores, representados por el Alto Consejo de la Marea Negra, no iban a tolerar esta situación de tregua mucho tiempo más y, en los fríos salones repletos de oro y joyas, las traiciones ya se fraguan y pronto darán sus negros frutos.

Los hombres nos vimos así envueltos en una guerra fría que tenía lugar desde las profundas simas oceánicas hasta los fríos vacíos estelares que los Ichar llaman Marcas Externas.

Conocimos sus ciudades, y pro primera vez supimos lo insignificante de nuestros logros y lo pequeño de nuestro ingenio y poder.

Como insectos, asistimos deslumbrados a la majestuosidad desatada en las Trece Ciudades y las Marcas. Contemplamos los monumentos a la gloria del Ichar y vimos lo ínfimo de nuestra anterior vanidad.

Y sin embargo, nadie que haya conocido a los Ichar, y somos pocos los humanos que hemos sido tolerados hasta el punto de ser merecedores de su atención, sabemos que el verdadero poder de esta raza no son sus ciudades, ni las extrañas y alienígenas máquinas que llevan a la guerra y que en su día arrebataron a sus enemigos ya muertos y desaparecidos. Tampoco las armas de cristal más duras que el núcleo de un planeta, ni los ejécitos de bestias y esclavos que desencadenan sobre el Universo.

No, su auténtico poder reside en su interior. Es esa voluntad eterna e impasible que moldea la realidad domesticando las energías primordiales del universo, y algunas otras que ni siquiera son de esta realidad.

Quien conoce a un Ichar, y yo he podido hacerlo pues he amado y he sido amado por una de ellos, sabe que en el mejor de los casos, la mente humana es capaz de comprender sólo una parte de su forma de pensar, y de la voluntad que les mueve y que les sostiene durante eones.

Son la conciencia del mundo antiguo, son a nosotros lo que el continente Pangeano es a nuestros continentes. Padres y antecesores monolíticos e indomables. Son los pilares que sostienen el mundo, aunque éste ya les haya olvidado, rocas que no se doblegan ni ante el viento ni el agua de los tiempos. Son eternos, y hasta la Muerte les teme.

Pero incluso ellos temen cosas. Temen a su creador, que dicen el mismo que el nuestro. Temen lo que desconocen, como a la terrible raza de La Religión, y se temen entre ellos.

Y uno de los más temidos es Eveleissar, la Madre del Millón de Mundos.

Permitidme que os cuente su historia.

Ella se levanta de la cama, después de una noche como la que sólo un ser de experiencia inmortal puede proporcionarte. Los reflejos de los rayos de sol que penetran la superficie, a unos cien metros por encima de las torres de Ciudad Casiopea, rielan en las paredes, dándole el aspecto multicolor que me ha despertado cada día desde que Jayimah me invitó a mudarme a su palacio de la ciudad.

Ella es mi amante, una princesa menor de una casa menor, de una ciudad más, pero a pesar de todo, un Ichar. Y aún así, creo que me ama, o me encuentra divertido. Puede que para los Ichar ambas cosas sean lo mismo, tan insondables son sus almas.

su hermoso cuerpo desnudo se para frente a un ventanal desde el que se extiende toda la ciudad, y los escasos rayos de luz que llegan a esta profundidad arrancan todos plateados de su piel.

No puedo ver su rostro, pero parece absorta contemplando la ciudad.

- ¿Puedes oírlas? – me dice sin que yo sepa a qué se refiere – ¿Puedes oír las voces que intentan doblegar mi mente mientras estamos aquí? ¿qué tratan de que entregue mi voluntad y me una a algo que desconozco, pero que me repugna?

- No puedo oír nada, Jayimah – le respondo como otras veces.

- Cada vez son más fuertes, no sé cuánto tiempo podré resistirlas, no cesan.

Contemplo con angustia cómo su poderoso cuerpo se estremece, como si un escalofrío lo recorriese, y por un segundo siento preocupación y miedo de algo que puede hacer temblar a uno de los señores de la Creación.

- ¿Por qué no nos marchamos de la ciudad y escapamos? – mi voz suena casi como un ruego, una velada súplica impotente.

- ¿Y dejar a la familia y la protección de este lugar? – me dice mientras se vuelve y, ya recompuesta, sonríe hermosa y radiante. – Hay cosas mucho peores de cualquier cosa que la ciudad y nuestros enemigos nos deparen – susurra cerca de mi cuello, casi no la he visto acercarse – déjame que te cuente la historia de Eveleissar.

“Eveleissar fue una gran guerrera de los tiempos de los ancestros, tiempos en los que solos los más antiguos de nosotros habitaban la Tierra. Los rumores susurran que sus padres fueron Lilith y Primarcar, hija primogénita de dos de los más poderosos Ichar. Imagina su poder.

Durante eones, vivió feliz y despreocupada hasta que las guerras Ichar destrozaron nuestro mundo y contempló cómo sus padres y hermanos se volvían unos contra otros a causa de tu raza, los hombres.

Incapaz de decidir qué bando debía tomar, Eveleissar huyó, perdiéndose en las profundidades del cosmos y dejando a sus padres en un combate a muerte.

Un combate qué, como sabes, destruyó la ciudad de Atlantis, exilió a mi pueblo, y fue el origen del dominio del hombre sobre este mundo.

Nada se supo de ella en los milenios subsiguientes, hasta que durante una cruzada de expansión del imperio, las legiones Ichar llegaron a un mundo muerto, iluminado por una lejana estrella moribunda y por una enana marrón que parecía estar a punto de devorarlo.

Era el mundo que Eveleissar había escogido como su hogar en el exilio.

Durante milenios, lo había transformado, impregnado, corrompido y reformado a su imagen y poder. Cara roca, cada río de metano, cada océano de cristal o mercurio, cada nube de ese gigante de roca estaba en perfecta comunión con la esencia del Ichar.

Lo peor no es que Eveleissar yaciese en sus entrañas como una madre eterna, sino que su mente había cambiado y se había expandido, transformado, hasta le punto de ser algo incognoscible e incomprensible para los Ichar que llegaron allí.

Pronto pudieron sentir, toda la legión, compuesta por diez mil Ichar y decenas de miles de esclavos y bestias de todo tipo, que algo no era natural en aquel mundo.

Fue poner un pie en él y todos eran ya un juguete en manos de Eveleissar.

Sólo podemos especular qué ocurrió a través de la recopilación de los recuerdos arrancados a los Ichar que fueron encontrados en un campo de asteroides cercanos a una marca externa. Todos vivos, pero con la memoria de los días recientes destruida. Ni un sólo esclavo o bestia con ellos, quizás Eveleissar se los quedó como juguetes, perdonando la vida de sus hermanos Ichar. Quien sabe qué pasa ahora por su mutada mente.

Fueron necesarios los esfuerzos de los mejores arcanos, de los Ichar más antiguos y de los más tenebrosos maestros de la disciplina Egho para recomponer desde su subconsciente el relato de lo sucedido durante sus lagunas de memoria.

Al parecer, Eveleissar, imagina nuestra sorpresa cuando comprendimos quién estaba detrás del suceso. Imagina nuestro asombro y nuestro temor. Al parecer, nuestra hermana mayor había estado muy ocupada tejiendo una red de energía del Egho, nuestra disciplina mental, de tal magnitud e intensidad que atrapó a toda una legión. Su dominio de este arte debe ser aterrador, por el Creador, si hasta podría ser quien lo inventó.

Inmediatamente, toda la legión, desde el más pequeño esclavo hasta el más terrible y poderoso mariscal, seres capaces de apagar soles, amor mío. Todos ellos cayeron en un estado de ensueño artificial en el que vivían sus más terribles pesadillas, o lograban sus más oscuros anhelos.

Mundos completos subyugados, marcas y provincias asentadas en lugares tan distantes que casi podías tocar la luz e los primeros días, paisajes increíbles con torres de poder inenarrable derrumbándose con el paso del tiempo. En todos ellos, sucediendo extraños sueños, teniendo lugar los más depravados o hermosos actos.

Sueños mezclados con lo sueños de otros, sueños dentro de sueños, dentro de sueños. Uno de nuestros arcanos dice que el Ichar que examinó vivió mil vidas en pocas horas, y cada sueño de esas mil vidas, era la puerta a más vidas eternas, a más sueños, y a su vez, a más sueños y vidas.

Imagina la complejidad de esa red onírica, imagina el tejido, vibrante y casi físico, que los sueños formaron. E intenta imaginar el sentido de todo ello. Nosotros no hemos sido capaces de encontrar una explicación lógica o ilógica, a la recreación que tuvo lugar allí.

¿Qué sentido tiene, por ejemplo, hacer vivir a un padre la muerte de su hijo, desde la perspectiva de todos los presentes que los recuerdos del padre situaban en la escena, incluyendo las del propio difunto?

¿Qué sentido tiene hacerle vivir la vida del hijo? ¿Y soñar los sueños que su descendiente había soñado? ¿qué sentido le ves a hacer que un padre sueñe que en sueños su hijo deseaba matarle para heredar su poder?

Las proyecciones dicen que lo Eveleissar no buscaba nada, ni siquiera comprensión, nada que podamos entender. No les robó su poder, ni les implantó nada, ni siquiera recuerdan las vidas que soñaron.

Fuera como fuese, quizás Eveleissar logró su objetivo. Cada luna, varios Ichar desaparecen de sus ciudades. algunos rastros mágicos parecen conducir al sector donde fue localizado el mundo que habita, que es, Eveleissar. Quién sabe qué deseos pretenden cubrir yendo allí.

De la misma forma, de vez en cuando alguno de ellos es encontrado cerca de su casa, desvanecido e indefenso, sin recordar nada de lo transcurrido desde su partida.

Sus mentes aparentemente intactas, pero aterradoramente diferentes si sabes cómo mirar.”

- Amor mío, – me susurra – hay cosas ahí fuera que es mejor no llegar a conocer, y que un humano y una princesa Ichar no podrían soportar. Créeme que es mejor permanecer tras los muros protectores de tu hogar, antes que embarcarte en un camino que no sabes donde te va a llevar.

Y mientras caminaba hacia la puerta de la habitación, no cesaba de murmurar - ¿las oyes de nuevo? ¿qué querrán? ¿qué tendrán que decirme?

Y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Aventuras en el mundo de Eveleissar, madre del millón de mundos – Ayuda Ichar

Ayer os introducíamos un nuevo personaje no jugador para Ichar JdR, Eveleissar, madre del millón de mundos

Pero, ¿cómo podemos usar este Ichar en nuestras campañas del juego?

Evidentemente luchar contra ella y derrotarla es tarea imposible, estamos hablando de un Ichar con eones de antigüedad, hijo de dos de los más poderosos Ichar, cuya mente ha mutado por milenios y que regenta un planeta entero que prácticamente forma parte de su cuerpo. Sin contar con su dominio absoluto de la disciplina Egho a niveles inconmensurables.

En estadísticas de juego Eveleissar posee reservas de dados ilimitadas mientras no salga de su mundo.

Así que, ¿cómo podría introducirse en una campaña?

La primera y mejor opción es, evidentemente, tratarla como un PNJ en la sombra, una fuerza que mueve los hilos, y que, si bien no aparece, hace sentir su presencia en la partida a través de diversas fuerzas, criaturas y demás sirvientes.

Quizás los PJ´s han acudido contratados por los familiares de alguien desaparecido, y deben rescatarle de los mundos oníricos en los que se haya sumido. Pensad que si bien su cuerpo quizás puedan rescatarlo por la fuerza, éste no sería más que un mero recibiente comatoso.

Así pues, los personajes deberán sumergirse en el mundo de los sueños de Eveleissar y buscarle (quizás con la ayuda de algún artefacto) para rescatar su mente de las pesadillas o sueños que esté viviendo.

O quizás los personajes quieran ir al mundo de Eveleissar a reencontrar algún recuerdo dormido, un secreto importante (suyo o de un prisionero) que deseen recuperar.

Sea como sea, u éxito dependerá de circunstancias tan variadas como su planificación, su potencial mental o quizás simplemente que entretenga a Eveleissar y les encuentre divertidos.

La segunda forma de interaccionar con Eveleissar es un poco más física. Ella no sale de su mundo, pero quizás sí que esté enviando agentes diversos (Ichar subyugados o bestias con extraños poderes oníricos) al universo y a la Tierra para cumplir algún misterioso fin.

Así, quizás una plaga de sueños se desencadene en el palacio que acoge a los protagonistas cuando un enviado de Eveleissar llega al mismo para robarle los sueños a los Ichar notatos, o puede que unas terribles pesadillas lleven a los personajes a emprender una misión siendo, sin saberlo, agentes de Eveleissar.

Sea cual sea el uso que des a Eveleissar en tu campaña, la planificación que la misma requerirá es bastante grande.

Piensa en la complejidad de los planes de un Ichar milenario, acostumbrado además a traspasar capa tras capa de sueños, a crear laberintos oníricos de múltiples niveles, en mundos de fantasía donde las reglas físicas no tiene porqué ser las mismas que en el mundo de los Ichar.

Así, este personaje es un recursos que te permitirá sorprender a tus jugadores de mil formas, con salidas que nunca se esperan y con enemigos radicalmente distintos a los que están acostumbrados.

¿Y si los dragones de Cassiopea fuesen mitad dragón mitad humano? ¿Y si las bestias de plaga de la casa Efermun en uno de los mundos oníricos de Eveleissar en lugar de propagar enfermedades realizasen prodigiosos actos de curación y sanación? ¿Y si llevases a tus Ichar a otros mundos como el Universo de Guerras Eternas, Black Hammer o Etheria?

Las posibilidades, como los sueños, son infinitos y eternos.

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